Corta e inocente vida
Aun no me conoces pero te he estado
observando desde antes del momento en que naciste, yo vi como tu madre
lagrimaba, mientras que su entrecortada respiración era testigo de tu llanto. Yo fui testigo de tu esencia en
la nada, de tus ganas de vivir, de tus ansias de conocer el mundo, de tu
inocencia… tú desconocías la humanidad y ella a ti, tu eras plenamente feliz,
sin un cuerpo pero sintiendo el frió de la luna y el calor del sol, sin un
rostro pero aun así observabas el chocar de la nubes, escuchabas sus rayos y olfateabas
el dulce sabor de las calles, cuando la lluvia hace palpitar los rastros de campo
que se camuflan entre las carreteras.. No me conoces pero yo te he cuidado
desde siempre… por eso quise protegerte de tu destino, quise prevenirte de lo
que te esperaba… pero también te amo tanto que quise realizaras tus sueños… te
conozco pero tu a mi no, jamás me has visto, era yo quien te columpiaba en los
parques, te tomaba de la mano para que pasaras la calle, te sostenía cuando te
suspendías en el aire al bajar de un escalón a otro, te acariciaba mientras
dormías, consentía tus pies cuando los agitabas dentro del agua, era yo quien
te amaba como nadie quien jamás te abandonaría; y esa eras tú la pequeña nena
que no conoció madre mas que a la que llamaba nana, consiente de que tenia un
padre para los cumpleaños o navidades en medio de reuniones con millones de
hombres cuyos trajes solo se diferenciaba en los colores de sus corbatas. Mi
pequeña nena que se dormía después de repartir el pastel y desvelaba viendo la
luna en su ventana, creciste entre libertades imaginarias, irreales al no tocar
el asfalto, desconociendo un mundo mas halla de la escuela y el parquecito de
enfrente de tu jardín. Hermosa nena, bella margarita, Gabriela hija de dioses
con un futuro incierto. Esa noche cuando el padre descuidado y la nana un poco
senil, ignoraron tu suerte y aquel despiadado irreciclable te enveneno con sus
perversas caricias y huyo cual hijo del demonio sin rastro dejado, lo odio el
mundo y lo perdone pero nunca a mi por ser una impotente alma, algunas veces
dicen que en cada parpadeo del Dios divino los demonios se activan, te vi
perdida, te vi silenciada como un cruel pensamiento, tu sonrisa sin luz, tu
vida en su ausencia, aun viendo la luna desde tu ventana en vela la noche con
interrumpidas lagrimas murió tu alma, yo callada junto a ti. Viendo correr por las
sabanas tu vida, sin saber te tome y volviste a ser esencia pura del viento.
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